La idea de un hogar inteligente no es nueva; se lleva hablando de ella desde hace muchos años. Ya en los 50 y 60 del siglo pasado se especulaba con las casas del futuro, que harían buena parte de las tareas de forma automática y en lugar de sus habitantes. La realidad es que eso ha quedado, de momento, en la ciencia ficción. Pero sí existe la tecnología necesaria para dotar de cierta inteligencia, o al menos, de cierta autonomía, a algunas partes de la casa del futuro.
Las tendencias actuales han creado una demanda para un control más inteligente en el hogar. El principal factor ha sido el coste creciente, tanto económico como medio-ambiental, del consumo energético, dando paso a numerosas iniciativas para optimizar dicho consumo mediante el aprovechamiento eficiente de la energía disponible.
El primer paso fue la definición de una nueva categoría de productos y aplicaciones: los contadores inteligentes, que permiten la lectura remota de los consumos energéticos.
La extensión lógica de estas aplicaciones es el control y monitorización activo de los dispositivos y aplicaciones que consumen más energía en el hogar. De esta forma se tiene información de los perfiles de consumo del hogar, consiguiendo no sólo ahorros en el gasto energético, sino permitiendo la priorización de consumos, de manera que, por ejemplo, los dispositivos que tengan mayor consumo energético sólo puedan operar en periodos de baja demanda.
A medida que aumenten las aplicaciones, se hace necesario que los dispositivos monitorizados y controlados estén interconectados de alguna manera. Evidentemente la interconexión de dispositivos en un hogar no puede plantearse de manera cableada, por lo que la solución debe ser necesariamente inalámbrica. Esta conclusión es aplkicable también para entornos industriales.
A pesar de que la mayoría de los hogares disponen ya de routers inalámbricos WiFi (IEEE 802.11), esta tecnología no es práctica para la interconexión masiva de dispositivos, ya que un transceptor WiFi consume una cantidad elevada de potencia y no es práctico para dispositivos que están la mayoría de su tiempo en modo “stand-by”. Con esta tecnología no sería posible alimentar los dispositivos de monitorización y control con baterías.
Una solución alternativa es el estándar IEEE 802.15.4. Aunque es un estándar relativamente reciente, añade ya protocolos, como el ZigBee, que están lo suficientemente maduros y proporcionan plataformas wireless como para desarrollar aplicaciones de “hogar inteligente”. Esta tecnología garantiza una comunicación fiable entre dispositivos, con un consumo energético reducido, posibilitando la alimentación de estos dispositivos con baterías.
El estándar IEEE 802.15.4 es una plataforma muy flexible, que ofrece a los desarrolladores de aplicaciones amplias posibilidades de stacks de comunicación para su ejecución.
A pesar de que ZigBee es el protocolo de comunicación más conocido desarrollado sobre 802.15.4, no se está imponiendo en aplicaciones de hogar digital, en las que algunos fabricantes no desean la interoperabilidad de dispositivos. Esto está llevando al desarrollo de protocolos semi-propietarios para este tipo de aplicaciones, que hacen uso de la potencia de las redes malladas multi-hop, pero eliminando buena parte de la sobrecarga de señalización del protocolo ZigBee.